El control emocional es importante para relacionarnos con nosotros mismos y con las demás personas. Para esto, tenemos que comprender nuestras emociones, reflexionar sobre ellas y hacer que sean conscientes.
Un mayor control emocional nos hará mucho más felices. Pues, aunque las emociones sean parte de nosotros, a veces nos hacen sufrir. ¿Cómo lo podemos mejorar? Esto lo veremos con una serie de estrategias que nos ayudarán y propiciarán un mayor bienestar psicológico.
Estrategias para mejorar tu control emocional
A continuación te presentamos una serie de estrategias para mejorar tu control emocional:
1. Saber entender tus emociones
Tienes que saber entender tus emociones. A veces, no nos paramos a reflexionar sobre cómo nos sentimos. ¿Por qué te has enfadado tanto con tus hijos? ¿Qué ha ocurrido para que perdieses el control en el trabajo? En ocasiones explotamos porque acumulamos malas sensaciones y esto nos provoca estrés, ansiedad y mal humor. Si nos resulta muy complicado pararnos a pensar para entender nuestras emociones, es posible que nos será de gran utilidad escribir un diario emocional.
Escribir es terapéutico y nos ayudará a ver desde otra perspectiva cómo nos hemos desenvuelto durante el día. De esta manera, si una situación no nos gusta aprenderemos a controlarla mejor la próxima vez. Debemos estar abiertos al aprendizaje y al cambio.
2. Escucha
Practicar la escucha activa es importante para prestar atención a lo que en verdad escuchamos y nos está afectando. Por ejemplo, en determinado momento puedes sentirte muy enfadado por interpretar de manera incorrecta unas palabras que no has escuchado bien.
Prestar la atención correcta a nuestros interlocutores, estar atentos también a su comunicación no verbal, nos ayudará a entender mejor lo que nos están diciendo. Esto nos evitará muchas reacciones emocionales descontroladas.
3. Las críticas no siempre son negativas
Tendemos a reaccionar de forma negativa ante las críticas porque dañan nuestro ego. Sin embargo, a veces las críticas no siempre son negativas. Por lo tanto, nos pueden ayudar a crecer. Tal vez una buena crítica, en el momento adecuado, nos pueda hacer cambiar algo negativo de notros mismos.
Pensemos que todo lo que oímos no siempre nos tiene que gustar. El hecho de que alguien nos diga que no estamos haciendo bien las cosas o que tenemos que rectificar sobre algo nos puede ayudar. También es imprescindible que atendamos a aquellas críticas que vienen, expresamente, para hacer daño. En este caso, no nos lancemos de cabeza a la ira. Alejémonos, evitemos que nos afecten.
4. Evita reaccionar impulsivamente
Muchas personas tienen las emociones siempre a flor de piel. Tal vez porque son muy sensibles y nunca han intentado controlarlas. ¡Evita reaccionar impulsivamente! Te ahorrarás muchos disgustos y problemas. Sobre todo dañar a las personas que tienes más cerca.
Funciona muy bien pararse a respirar, no reaccionar de golpe y darse un momento. De esta manera, se puede pensar mejor y actuar de una forma de la que no nos arrepintamos después. Si podemos, salgamos del entorno en el que estamos a punto de explotar y tomemos un poco de aire fresco. En ocasiones, es necesario apartarse un poco de la situación para poder ver con perspectiva lo que está sucediendo.
5. Mantén una actitud optimista
Mantener una actitud optimista es algo que debemos trabajar nosotros mismos. Tan solo consiste en ver las cosas de diferente manera. No importa lo complicado que se haya puesto todo: tengamos siempre una sonrisa con que enfrentarlo. Ser positivo nos hará mucho más resistentes, con la consecuencia de que seremos menos propensos a tener conflictos interpersonales. Poner de nuestra parte será algo esencial.
6. Practica mindfulness (El mindfulness, también llamado atención plena o conciencia plena, consiste en estar atento de manera intencional a lo que hacemos, sin juzgar, apegarse, o rechazar en alguna forma la experiencia.)
El término mindfulness nos suena a todos, pues es una práctica muy utilizada y efectiva que cada vez tiene más adeptos. El mindfulness mejora la concentración, es una ayuda contra el estrés y la ansiedad, nos permite concentrarnos en el momento presente y mejora nuestra autoconciencia.
Sin duda, todos son beneficios. Gracias a esta práctica podremos aprender muchas cosas que nos harán más felices en nuestra vida. Es una poderosa herramienta para mejorar nuestro control emocional.
Muchas personas optan por hacer ejercicio, apuntarse a clases de meditación u otras técnicas que les ayudan a controlar sus emociones de alguna u otra manera. Si eres una persona que siempre tiene las emociones a flor de piel, será muy complicado hacerlo en un principio. No obstante, al igual que para muchas otras cosas, la práctica es algo fundamental.
Sé constante, consciente de tus emociones, escúchalas, entiéndelas, ¡tómate tu tiempo! Cuando menos te lo esperes habrás dado pasos agigantados hacia un control emocional que nunca creías que podrías alcanzar en un principio.
Todo sea por una buena salud y un mejor control emocional.
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"Porque prevenir es mejor que curar"