El análisis de sangre es una de las pruebas médicas más utilizadas, ya que aporta mucha información sobre el estado de salud de una persona. Tanto es así que se considera una prueba rutinaria y básica para casi cualquier actuación médica.
Los análisis de sangre pueden servir para analizar diferentes parámetros. A menudo, se piden según la sospecha diagnóstica, aunque en la mayoría suelen incluirse ciertos valores. Por ejemplo, el nivel de glucosa en sangre o el recuento celular sanguíneo.
Esta prueba se realiza preferentemente a primera hora de la mañana. Además, se recomienda ir en ayuno, es decir, sin haber comido ni bebido nada en las últimas ocho horas.
¿Para qué puede servir un análisis de sangre?
Un análisis de sangre consiste en extraer sangre del paciente y analizarla en un laboratorio. Mediante esta prueba se pueden estudiar muchos aspectos diferentes del organismo para obtener como resultado información sobre el estado de salud global o de algún órgano en particular.
Un análisis incluye el hemograma. Es la concentración de cada uno de los tipos de células que hay en la sangre; es decir, los glóbulos rojos, los blancos y las plaquetas. Además, permite observar la forma de estas células para comprobar si son normales.
Del mismo modo, se pueden estudiar numerosos valores bioquímicos, como la concentración de glucosa en sangre o el hierro. En este grupo se incluye el colesterol, los triglicéridos, las enzimas tiroideas, la urea, etcétera.
Todos esos parámetros son esenciales para poder detectar ciertas patologías. Por ejemplo, los valores de enzimas tiroideas permiten poner de manifiesto una enfermedad de tiroides. Entre tanto, el hierro y otros elementos relacionados ayudan a valorar la anemia.
El análisis de sangre puede servir, incluso, para sospechar de ciertos tipos de tumores. Algunos de ellos actúan liberando sustancias específicas que se pueden encontrar en el torrente sanguíneo.
¿Por qué es importante el ayuno antes de un análisis de sangre?
Cuando se planifica un análisis de sangre, se pide acudir a él habiendo ayunado durante al menos 8 horas. Es decir, se recomienda no comer ni beber nada (excepto agua) durante la noche anterior. Esto es así porque los alimentos y las bebidas se absorben a la sangre y pueden alterar ciertos parámetros.
Sin embargo, esto del ayuno es relativo y depende de qué se vaya a analizar. Por ejemplo, si lo único que se desea observar es el hemograma, no tiene por qué ser necesario ayunar. No obstante, en el caso de la glucosa, se exige que sea de 8 horas en adultos y al menos 3 horas en niños.
Por otra parte, en el caso de valorar la tiroides es suficiente con un ayuno de 4 horas. Para el colesterol se puede incluso aconsejar un ayuno en torno a las 12 horas. Además, otro aspecto que se debe considerar son los medicamentos.
Ciertos medicamentos, al igual que los alimentos, pueden alterar los valores sanguíneos. Lo normal es que el médico que pide el análisis sea consciente de ello y sepa si es necesario pausar la medicación o no.
¿Qué más se debe tener en cuenta?
El personal sanitario suele hacer otras recomendaciones para que el análisis de sangre vaya lo mejor posible. En primer lugar, además del ayuno, se debe evitar fumar justo antes de la prueba. Parece que el tabaco también puede alterar la glucemia.
Se puede beber agua, pero de manera moderada, para quitar la sed. Lo que está totalmente contraindicado es tomar bebidas alcohólicas antes del análisis. Tampoco se recomienda hacer ejercicio el día de antes, ya que pueden confundirse ciertos marcadores.
De cualquier manera, lo ideal es que sea el médico el que haga los consejos de manera individualizada. Como hemos mencionado antes, cada paciente puede necesitar pausar la medicación o no, o puede adaptar el ayuno según los aspectos que se deseen estudiar.
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