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10 de septiembre, Día Mundial de la Prevención del Suicidio

10 de septiembre, Día Mundial de la Prevención del Suicidio
Según la OMS, la cantidad de personas en todo el mundo que mueren por suicidio está disminuyendo, pero aún así, una persona se suicida cada 40 segundos, según nuevas cifras de la Organización Mundial de la Salud, que exhortó a los países a hacer más para detener estas muertes prevenibles. A continuación te damos 10 formas de ayudar a prevenir que una tragedia ocurra en casa ¡Pon mucha atención!

Entre 2010 y 2016, la tasa global de suicidios disminuyó en un 9,8%, dijo el organismo de salud de la ONU en su segundo informe sobre el tema. La única región que experimentó un aumento fue América.

Cada muerte es una tragedia para familia, amigos y colegas. Ahora bien, los suicidios pueden prevenirse. Hacemos un llamamiento a todos los países para que incorporen de forma sostenida en sus programas nacionales de salud y formación estrategias de eficacia probada para la prevención del suicidio.

La OMS dijo que cerca de 800.000 personas mueren por suicidio cada año, más que quienes mueren por malaria, cáncer de seno o por la guerra o los homicidios, y lo calificó como un “problema grave de salud pública mundial”. El organismo de la ONU dijo que solo 38 países tienen estrategias de prevención del suicidio.

En todo el mundo, más hombres que mujeres se suicidaron, dijo la OMS, con 7,5 muertes por suicidio por cada 100.000 mujeres y 13,7 suicidios por cada 100.000 hombres. Los únicos países donde se estimó que la tasa de suicidios era más alta en mujeres que en hombres fueron Bangladesh, China, Lesotho, Marruecos y Myanmar.

“Mientras que el 79% de los suicidios en el mundo ocurrieron en países de bajos y medianos ingresos, los países de altos ingresos tuvieron la tasa más alta, con 11,5 por 100.000” personas, dijo la OMS.

Casi tres veces más hombres que mujeres mueren por suicidio en países de altos ingresos, en contraste con los países de ingresos bajos y medios, donde la tasa es más igual.

El suicidio fue la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años, después de los accidentes de tránsito. En los adolescentes de 15 a 19 años, el suicidio es la segunda causa de muerte entre las niñas (después de las afecciones maternas) y la tercera entre los niños (después de los accidentes de tránsito y la violencia interpersonal).

La organización dijo que una forma de reducir la tasa mundial de suicidios sería limitar el acceso a los pesticidas, que, junto con el ahorcamiento y las armas de fuego, son el método más común de suicidio. Por ejemplo, en Sri Lanka, una serie de prohibiciones de pesticidas altamente peligrosos condujo a una disminución del 70% en los suicidios, salvando aproximadamente 93.000 vidas entre 1995 y 2015. Del mismo modo, en Corea del Sur, la prohibición del paraquat de herbicidas fue seguida por una disminución del 50% en las muertes por suicidio por envenenamiento por pesticidas entre 2011 y 2013.

Otros pasos que la OMS dijo que han ayudado a reducir los suicidios incluyen educar a los medios sobre cómo informar responsablemente sobre el suicidio, identificar a las personas en riesgo temprano y ayudar a los jóvenes a desarrollar habilidades que les ayuden a lidiar con el estrés de la vida.

Prevención del suicidio

Diez cosas que los padres pueden hacer para prevenir el suicidio

A medida que los niños se convierten en adolescentes, es más difícil para los padres saber cómo se sienten y qué están pensando. ¿Cuándo los cambios de temperamento se convierten en algo en algo de preocupación?

Es importante saber qué factores pueden poner al adolescente en riesgo del suicidio. Invierta algo de su tiempo en leer estas 10 formas de ayudar a prevenir que una tragedia ocurra. Entre más sepa, estará mejor preparado para entender qué puede poner en riesgo a su niño.

1. No permita que la depresión o la ansiedad de un adolescente aumente sin control.

Tal vez su hijo simplemente esté teniendo un mal día, pero podría ser algo más si dura más de una par de semanas.

Realidad: 9 de cada 10 adolescentes que se quitan la vida cumplían el criterio para un diagnóstico de problemas o trastornos psiquiátricos o mentales, más de la mitad de ellos con trastornos del estado de ánimo, tales como la depresión o ansiedad.

Las personas deprimidas suelen aislarse, cuando en secreto están llorando para que se les rescate. Muchas veces sienten demasiada vergüenza para comunicar su tristeza a otros, incluidos a mamá y papá. Los hombres en particular pueden intentar ocultar sus emociones debido a la creencia errónea de que exhibir vulnerabilidad es una muestra de debilidad.

No esperemos a que los jóvenes vengan a nosotros con sus problemas. Toque a su puerta, siéntese en la cama y dígale, “Te noto triste. ¿Hay algo de lo que te gustaría hablar? Tal vez te puedo ayudar”.

2. Escuche a su hijo adolescente, incluso cuando no está hablando.

No todos, pero la mayoría de los menores que están pensando en el suicidio, transmiten su estado mental atormentado por medio de conductas conflictivas. Los estudios han descubierto que un rasgo común de las familias destrozadas por el suicidio de un hijo o una hija es la mala comunicación entre los padres y el hijo. Sin embargo, existen por los general tres o más factores o circunstancias que están presentes al mismo tiempo en la vida del niño cuando él o ella están pensando en quitarse la vida.

Estas incluyen, pero no se limitan a las siguientes:

  • Pérdida mayor (por ejemplo, rompimiento de una relación o muerte)
  • Abuso de sustancias
  • Presión social o parte de pares
  • Acceso a las armas de fuego
  • Humillación pública
  • Una enfermedad crónica
  • Agresividad 

Si su instinto le dice que un adolescente podría ser un peligro para sí mismo, preste atención a sus instintos y no permita que se quede solo. En este caso, es mejor exagerar que restarle importancia.

3. Nunca ignore las amenazas de suicido como un melodrama típico de los adolescentes.

Cualquier declaración escrita o verbal que diga "Me quiero morir" o "Ya no me importa nada" debe considerarse con seriedad. Con frecuencia, los menores que intentan suicidarse les dijeron a sus padres en repetidas ocasiones que pretendían matarse. La mayoría de la investigación sustenta que las personas que amenazan abiertamente con el suicidio, en realidad no intentan hacerlo y que la amenaza es sólo un llamado desesperado pidiendo ayuda. Aunque esto es cierto en muchos casos.

Cualquiera de estas otras llamada de auxilio requieren de su atención y acción inmediata y de pedir ayuda a un profesional lo más pronto posible:

  • “Nada me importa”.
  • “Me pregunto cuántas personas vendrían a mi funeral”.
  • “A veces quisiera solo dormirme y no volver a despertar”.
  • “Todos estarían mejor sin mí".
  • “No tendrás que preocuparte por mí por mucho tiempo”.

Cuando un adolescente empieza a hacer comentarios poco disimulados como esos o directamente admite que está pensando en suicidarse, intente no sobresaltarse (“¡¿Qué, estás loco?!”) ni menospreciar (“¡Qué cosa más ridícula dices!”). Sobre todo, no le diga, “¡No lo dices en serio!”; aunque es probable que usted esté en lo correcto. Esté dispuesto a escuchar sin juzgar a lo que realmente está diciendo, que es: “Necesito tu amor y atención porque siento muchísimo dolor y no puedo con esto yo solo”.

Ver a un hijo tan perturbado podría romperle el corazón a cualquier padre. Sin embargo, el enfoque inmediato debe ser consolarlo; después podrá expresar lo que usted siente. En voz calmada puede decir, “Entiendo. Realmente has de sentir mucho dolor por dentro".

4. Busque ayuda profesional de inmediato.

Si la conducta de su hijo adolescente le tiene preocupado, contacte a un proveedor de salud mental que trabaje con niños para que le haga una evaluación a su niño lo más pronto posible para que su hijo o hija puedan empezar a recibir terapia o asesoramiento si no corren el riesgo de hacerse daño a sí mismos. 

5. Comparta sus sentimientos.

Hágale saber a su hijo que no está solo y que todos nos sentimos tristes o deprimidos a veces, incluso las mamás y los papás. Sin minimizar su angustia, reconfórtelo diciéndole que esos malos momentos no durarán para siempre. Dígale que las cosas realmente van a mejorar y que usted puede ayudarle durante la terapia y otros tratamientos para que las cosas mejoren para él o ella.

6. Anímelo para que no se aísle de la familia y los amigos.

La mayoría de veces es mejor estar con otras personas que estar solo. Pero no lo obligue si dice que no.

7. Recomiende el ejercicio.

La actividad física tan simple como caminar o tan vigorosa como levantar pesas, puede aminorar la depresión leve a moderada.

Hacer ejercicio hace que una glándula del cerebro libere endorfinas, una sustancia que se cree que mejora el estado de ánimo y reduce el dolor. Las endorfinas también reducen la cantidad de cortisol en la circulación. El cortisol que es una hormona que se ha vinculado con la depresión.

El ejercicio distrae a las personas de sus problemas y les hace sentir mejor de sí mismos.

Los expertos recomiendan ejercitarse de treinta a cuarenta minutos al día, de dos a cinco días a la semana.

Cualquier forma de ejercicio funciona; lo que es importante es que los jóvenes disfruten la actividad y lo hagan de forma constante.

8. Anime a su hijo para que no se exija demasiado por ahora.

Hasta que la terapia comience a hacer efecto, es probable que no sea momento para asumir responsabilidades que podrían resultar abrumadoras. Sugiera que divida las tareas grandes en tareas más pequeñas y manejables siempre que sea posible y que participe en sus actividades que disfrute y que le causen menos estrés. El objetivo es volver a fomentar la confianza y la autoestima. 

9. Recuérdele a un adolescente que esté bajo tratamiento que no espere resultados inmediatos.

La terapia conversacional o los medicamentos suelen tomar tiempo para mejorar el estado de ánimo, por lo que no debe sentirse desilusionado ni culparse si no se siente mejor de inmediato.

10. Si usted tiene armas de fuego en el hogar, guárdelas en un lugar seguro o cámbielas a otro lugar hasta que la crisis pase.

Realidad: Suicido con armas de fuego entre los jóvenes estadounidense alcanzó su mayor cifra en 12 años en el 2013, en los cuales la mayoría de las muertes involucraban un arma de fuego que pertenecía a un miembro de la familia, de acuerdo con un informe de el Centro Brady para Prevenir Violencia con Armas de Fuego. Cualquiera de estas muertes podrían haber sido evitadas si el arma de fuego no estuviera disponible.

Si sospecha que su hijo o hija es suicida, sería una buena medida mantener el alcohol y los medicamentos bajo llave; incluso las medicinas de venta libre.

Más vale prevenir, comparte esta información.

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