Comemos más saludable y bebemos menos alcohol
En vacaciones, se convierte en habitual lo que durante el resto del año solemos dejar para los fines de semana u ocasiones especiales: una cervecita o un vino a media tarde, un helado de postre, el picoteo que llevamos a la playa o a la piscina, una barbacoa al aire libre, las salidas nocturnas y las copas… Todas estas cosas, si las hacemos con moderación o esporádicamente, no tienen repercusión en nuestra salud, pero sí si lo hacemos habitualmente, como suele ocurrir en vacaciones. Volver a la rutina nos ayudará a abandonar -o dejar para los findes- los hábitos poco saludables y a retomar los saludables, tan importantes para mantener la salud a largo plazo.
De vuelta a hacer ejercicio
Aunque hay gente que las aprovecha para practicar sus deportes favoritos, lo más habitual es que durante las vacaciones seamos más sedentarios y abandonemos también la rutina de ir al gimnasio o a clases programadas.
Favorece que tengamos un sueño más regular y que nos acostemos antes
En vacaciones podemos levantarnos más tarde, sin que el despertador perturbe nuestro sueño cuando más a gusto estamos durmiendo. Sin embargo, dormir hasta más tarde no significa ni dormir más ni dormir mejor. De hecho, en vacaciones es habitual acostarnos mucho más tarde, algo que perjudica negativamente al sueño, aunque duermas las mismas horas.
Por otro lado, una reciente investigación, llevada a cabo por la Sociedad Europea de Cardiología, apunta a que irse a dormir pronto -entre las 22:00 y las 23:00- reduce en un 12% el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca en comparación con irse a dormir a partir de las 11 de la noche. Por tanto, a las mismas horas de sueño -siete al menos- es más saludable acostarse antes, algo que hacemos más habitualmente cuando estamos trabajando que cuando estamos de vacaciones.
Respetamos más los ritmos circadianos
Todos tenemos un ‘reloj interno’ conocido como ritmos circadianos, fluctuaciones periódicas -sobre todo hormonales- que se producen en nuestro organismo a lo largo del día y que regulan funciones como el sueño, nuestros niveles de energía, nuestra actividad cerebral, la digestión, Respetar estos ritmos es importante para mantener nuestra salud, pues cada vez hay más estudios que relacionan la alteración del ritmo circadiano con enfermedades como la diabetes, la obesidad, distintos tipos de cáncer, patologías renales, etc.
En vacaciones los alteramos completamente y de un modo brusco: nos acostamos y nos levantamos más tarde, comemos a deshoras. Volver a la rutina favorecerá que respetemos los ritmos circadianos y evitemos el riesgo adicional que supone alterarlos.
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