1. Hidrátate
2. Protege tu piel
Procura vestirte protegiendo tu cabeza con gorros, sombreros o similares. Otro punto básico y que debes sumar a tus rutinas de vida es el uso de un protector solar potente en tu rostro y cuello, que cuidará tu piel de los daños que generan los rayos solares. También es importante la protección de los ojos, con unas gafas de sol estarás evitando la exposición directa del sol en tu rostro.
3. Evita la exposición al sol
Las horas de mayor radiación se presentan entre las 11:00 y las 15:00 horas, por lo que se recomienda realizar actividades al aire libre antes o después de ese horario para evitar golpes de calor.
4. Evita la ingesta de bebidas alcohólicas
El alcohol te deshidrata, lo que puede hacer que no cuentes con el agua y los fluidos necesarios para el funcionamiento normal del cuerpo. Por otra parte, el alcohol hace que sudes más y la "combinación de sudar más con el calor y de ir más al baño significa que se pierde más líquido del que se ingiere" y te puedes deshidratar rápidamente.
5. No realizar actividades físicas intensas bajo el sol
El cuerpo no es capaz de mantener una temperatura baja. Normalmente regulamos la temperatura de nuestro cuerpo mediante la sudoración, expulsamos agua que al evaporarse nos enfría. El calor extremo, la humedad y el ejercicio bajo el sol pueden hacer que esta medida sea insuficiente. Aparecen entonces dolor de cabeza, pulso acelerado, mareo, náuseas, debilidad.
6. Usar ropa suelta de colores claros y manga larga
Los colores claros reflejan más de la radiación que reciben, que los colores oscuros, los cuales absorben más radiación que los primeros. Al absorber mayor cantidad de radiación se calientan más rápido, llegan a una temperatura más alta, y transfieren más calor en el cuerpo.
Recuerda que prevenir es mejor que curar